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Los caballeros de la mesa viruela

Los caballeros de la mesa viruela Nick Chaffe

Maite era una niña que teme a las agujas y odia que le pongan vacunas. Para que se le pase el miedo, su abuelo decidió contarle el cuento de los Caballeros de la Mesa Viruela.

En ese cuento, unos Caballeros, los Caballeros de la Mesa Viruela, se encargaban de defender un próspero reino y sus felices habitantes de posibles invasores. Para ello, los Caballeros se preparaban a diario, diseñando estrategias, fabricando armas y armaduras específicas para cada invasor y anotando los detalles de cada batalla que ganan. Los Caballeros siempre habían salido victoriosos, nadie recordaba la última vez que perdieron, por lo que algunos de ellos, los más engreídos, se empezaron a quejar de la dureza del entrenamiento, argumentando que no era necesario porque ellos eran los mejores y lo podían vencer todo, pero su rey no les hizo caso.

Un día, apareció un gran ejército de robots malvados que puso el reino en peligro. Los Caballeros, que nunca se habían enfrentado a robots malvados, utilizaron todas sus armas y tácticas, pero fueron en vano. De repente, un Caballero descubrió cómo acabar con los robots y, una vez los demás empezaron a usar la herramienta correcta, acabaron con el ejército enemigo. Después de esta batalla, el Rey reunió a sus Caballeros y les dijo que él mismo había mandado construir esos robots, que en realidad eran inofensivos, pero que estaban modelados a partir de unos robots reales muy peligrosos que andaban por las afueras y podían atacar en cualquier momento. Así que, gracias a ello, los Caballeros de la Mesa Viruela aprendieron las técnicas necesarias para derrotar a los robots malvados. Y ahí terminó el cuento.

El abuelo de Maite le preguntó a su nieta que qué creía que pasaría cuando los robots malvados reales atacaran, y Maite contestó que los Caballeros sabrían como defenderse, así que ganarían. El abuelo entonces le contó que eso es lo que pasa cuando le ponían una vacuna, y que por eso eran necesarias. Para su cumpleaños, el abuelo le regaló a Maite un disfraz de Caballero, que ella decidió llevar el día de su vacunación, a la que ya no le tenía miedo.

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