PoetaZetas: Óscar Díaz
Ștefania VișanContinúa el recital poético en línea #PoetaZetas con la voz de Óscar Díaz y su poema Niños luchando.
#PoetaZetas es una actividad promovida por el Instituto Cervantes de Estocolmo y coordinada por el poeta y traductor Ben Clark, que pretende dar visibilidad a esta nueva generación de poetas españoles y dar a conocer su trabajo al gran público. Quince autores menores de 30 años leerán cada domingo una de sus composiciones como muestra de su voz poética particular.
Óscar Díaz (Langreo, Asturias, 1997) se graduó en Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, donde realiza la tesis doctoral. Su último poemario publicado es En el principio era América (La Isla de Siltolá, 2020). En 2015 recibió el XI Premio Nacional de Poesía Joven "Félix Grande". Ha sido incluido en antologías nacionales e internacionales.
«Lo poético, más que la poesía, ofrece la lógica de un día de fiesta, la fiesta de posicionarse como un escritor truncado», afirma Díaz, quien ve en la poesía contemporánea «algo original y propio (sin necesidad de ser novedosos constantemente, recuérdense las lecciones de Juan de Mairena). Sin embargo, cuando de verdad ocurre una novedad, tarda mucho en apreciarse, por su anomalía, pues los ojos solo ven lo que están habituados (Tácito, es bien sabido, no le dio importancia a la crucifixión). Pese a ello, la poesía detecta, de algún modo, las fechas secretas de la historia, y me parece que algo de eso hay: nos ha tocado la maldición china de vivir tiempos interesantes».
Representación y realidad son dos materias fundamentales en la poesía de Díaz, siempre exploradas desde posiciones asombradas: «Me interesa el punto donde se tensa la ficción, donde llega a salirse del ámbito de lo imaginario para influir en el presente en marcha; siempre lo ejemplifico con la falsa donación de Constantino. Lo único que ruego es que no se vea aquí una postura ingenua, propia del realismo más burdo, según la cual la poesía cambia el mundo. Menuda tontería. Lo que ya no resulta una tontería es ver cómo las representaciones se desplazan entre sí».
«Por otro lado, "mi relato desde el comienzo buscaba digresiones" (Heródoto, Historia, IV 30, 1). He ahí mi voz –concluye Díaz-. Cuando me pidieron una poética hace unos meses, afirmé que me gustaría que me llamasen recolector, como a Dioscórides. Pienso que no me moveré de ese asombro, el del niño que cada vez que descubre un nuevo lápiz de color no puede más que exclamar un redondo «¡oh!». No por nada Leibniz decía que el Paraíso era el conjunto de todas las novedades. Ese conjunto de todas las novedades es lo que me interesa explorar en mi poesía».