En la celebración de la Pachamama se ofrece a la Tierra todo lo que amamos y lo mejor que tenemos. Esta ceremonia de espiritualidad andina está llena de agradecimiento a la gran madre proveedora por todo lo que nos dió y por todo lo que tomamos de ella. Es un nuevo ciclo de renovación y nos da la oportunidad de pedirle su bendición para los tiempos venideros y devolverle, es un principio de reciprocidad entre el ser y la naturaleza.
En este tiempo de ofrendas valoramos los ciclos de la vida, la familia, la madre tierra, el equilibrio y el espíritu sagrado de la cultura andina. Se efectuará también un recordatorio por nuestras ancestras.
La ofrenda, también conocida como “Pago a la Tierra”, reconoce el recorrido, la vida y los ciclos, ofreciendo conciencia, gratitud y reconocimiento de lo que la vida nos da. Todas las vibraciones están invitadas a la mesa. Los Apus, espíritus tutelares de las montañas que simbolizan lo masculino, la fuerza y el poder, están representados en la gran mesa de ofrendas con el color blanco: flores blancas, alimentos blancos, bebidas blancas. El color rojo es sangre, ríos, tierra y reproduce la frecuencia vibratoria de lo femenino.
Un chamán realizará un ritual a la Madre Tierra, explicando el significado de la ceremonia involucrando a todo el público.
Las artistas efectuarán ofrendas en la ceremonia. Ana De Orbegoso obsequiará a los participantes una vasija de cerámica en forma de manos donde “sembraremos semillas y nuestros sueños”, que llevaremos a casa para cuidarla y verla crecer. Yapci Ramos esparcirá ceniza volcánica de su tierra guanche de Canarias, y Erika Harrsch compartirá una ofrenda de su país México.
Esta celebración será el cierre de la exposición