Lectura en directo del Cadáver Exquisito escrito por les participantes del festival
Romancero BooksEl agitador cultural Andrés Bravo leerá el Cadáver Exquisito escrito por los participantes del festival Cadáver exquisito es un juego de palabras por medio del cual se crean maneras de sacar de una imagen muchas más. El resultado es conocido como un cadáver exquisito o cadavre exquis en francés. Es una técnica usada por los surrealistas en 1925, y se basa en un juego de mesa llamado consecuencias 1en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración. Se juega entre un grupo de personas que escriben o dibujan una composición en secuencia. Cada persona solo puede ver el final de lo que escribió el jugador anterior. El nombre se deriva de una frase que surgió cuando fue jugado por primera vez en francés: « Le cadavre - exquis - boira - le vin - nouveau » (El cadáver exquisito beberá el vino nuevo). En resumidas cuentas se combinan cosas de una idea agregando elementos que pueden o no pertenecer a la realidad. Los teóricos y asiduos al juego (en un principio, Robert Desnos, Paul Éluard, André Bretón y Tristan Tzara) sostenían que la creación, en especial la poética, debe ser anónima y grupal, intuitiva, espontánea, lúdica y en lo posible automática. De hecho, muchos de estos ejercicios se llevaron a cabo bajo la influencia de sustancias que inducían estados de semiinconsciencia o durante experiencias hipnóticas. Pablo Neruda y Federico García Lorca los llamaron poemas al alimón; Nicanor Parra y Vicente Huidobro, quebrantahuesos. Junto a Enrique Lihn y Alejandro Jodorowsky, hicieron una exposición denominada El quebrantahuesos. Nicolas Calas –vanguardista greco-estadounidense- sostenía que un cadáver exquisito tiene la facultad de revelar la realidad inconsciente del grupo que lo ha creado, en concreto los aspectos no verbalizados de la angustia y el deseo de sus miembros, en relación con las dinámicas de posicionamiento afectivo dentro del mismo. Max Ernst observó que el juego funciona como un 'barómetro' de los contagios intelectuales dentro de un círculo de creadores.