Paula Quiñones llega a Azafrán con el propósito de localizar fosas de la Guerra Civil. Al llegar al pueblo, con su pierna coja, siente como si el cielo se cerrara sobre ella y una fuerza invisible la alejara de su destino: el hotel de los Beato, cerca de un cartel que dice "Azufrón". Durante el verano, Paula se corresponde con Luz, suegra del detective Zarco, y le relata sus romances con David Beato y los misterios que rodean al hotel familiar. Mientras tanto, Analía, la madre de David, cuida del anciano Jesús Beato y escucha los mensajes que él le susurra al oído. Con Zarco ausente, una atmósfera extraña amenaza a Paula, donde el western se mezcla con el terror y las leyendas familiares se entrelazan con la realidad.
En Pequeñas mujeres rojas, Sanz rinde homenaje a Hammett, Rulfo, Peter Pan y Alicia en el País de las Maravillas, explorando la memoria a través de una escritura que escarba dentro y fuera, en un trabajo magistral con un punto de vista que no ignora la Historia. La novela amplifica los miedos y las voces de quienes la narran, mostrando la violencia económica y cultural contra el cuerpo de las mujeres.
La escritora española Marta Sanz conversa con su traductor Constantinos Paleologos sobre su obra.