Patrimonio nacional
Tras la muerte del general Franco, los Leguineche abandonan su finca de Los Tejadillos, donde han permanecido durante décadas de exilio voluntario, con el propósito de volver a Madrid para participar activamente en los actos sociales de la aristocracia y acercarse al círculo más próximo al monarca español. La obsesión del viejo marqués está centrada en relacionarse con los apellidos más ilustres, ascender socialmente y reanudar el boato y la vida cortesana que perdió su familia hace mucho tiempo. Para ello, decide instalarse en un antiguo palacio de su propiedad, situado en el centro de la capital, no sin antes superar las dificultades planteadas por su esposa, que odia profundamente tanto a su marido como a su hijo. Para recuperar el control del palacio, el marqués de Leguineche intenta discapacitar a su mujer, argumentando una enfermedad mental incurable, y emprender después una reforma del lugar con el objeto de adaptarlo a la vida aristocrática.