Dios es mujer y se llama Petrunya
Virginie Saint-MartinEn una pequeña ciudad de Macedonia llamada Stip, cada año en el mes de enero, el cura lanza una cruz de madera en el río y centenares de hombres se tiran al agua para recogerla. La cruz promete felicidad y prosperidad al que consigue recogerla. Ese día, Petrunya, sin pensarlo, se tira al agua y la recoge la primera. Sus contrincantes están furiosos que una mujer se haya atrevido a participar en el rito. La guerra está declarada, pero Petrunya resiste: ha ganado la cruz y no la devolverá.