La princesa de Trujillo
La Princesa de Trujillo es un cuento acumulativo clásico, pero con un desenlace y una forma de presentación adaptados, que recupera los elementos más típicos de las series que aparecen en la tradición europea: gato, perro, palo, fuego, agua... Con este tipo de cuentos, los niños aprenden a establecer conexiones y, a partir de ahí, a generalizar e incluso a hacer predicciones.
A lo largo de la narración, el personaje que le da título a la obra va a aparecer continuamente citado. Por ejemplo, a la frase breve: "Esta es la urraca que robó el anillo de la princesa de Trujillo" se van añadiendo de una manera matemática otras nuevas. De esta manera, el elemento desaparecido se convierte en el hilo conductor de la historia y en el que propicia un desenlace feliz. También con él se cierra el ciclo de manera circular y se restablece el orden del principio del cuento. La repetición de sucesos facilita la memorización del texto. En muchas versiones, el acumulativo acaba con la representación de la muerte en variadas formas (cuchillo, carnicero...).
Y a partir de los detalles de las ilustraciones del cuento, conoceremos elementos artesanales que podremos descubrir después en los diferentes espacios de Dar Sanaâ, la Escuela de Artes y Oficios de Tetuán, por la que pasearemos conociendo distintos oficios y artes decorativas que se realizan desde allí: forja, tallado de madera, pintura, escultura...