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Franciscanos y sultanes en Marruecos

Franciscanos y sultanes en Marruecos IC Tetuán

La misión franciscana en Marruecos puede considerarse fundada por San Francisco, cuando en 1219 mandó a estas tierras su primera expedición de misioneros, a las órdenes de Fr. Vidal de Narni. El mismo Francisco de Asís intentó llegar al lugar en dos oportunidades sin conseguir lo deseado. La segunda etapa de la presencia franciscana comenzó en el año 1630, con el nuevo y definitivo impulso del Beato Juan de Prado y sus compañeros franciscanos. A partir de 1631, los franciscanos se asientan en Marruecos de forma estable, con la aprobación de los sultanes -la autoridad oficial del país. Su ocupación primordial seguiría siendo el servicio religioso y humano-sanitario a los cautivos cristianos, dentro de una situación sin interrupciones en el envío del personal e incluso internamente bien organizada. Los sultanes respetaron a los franciscanos, y algunos llegaron a amarlos. El ejemplo más destacado es el caso de la admiración y familiaridad mutua existente entre el sultán Muley Ismail (1672-1727) y fray Diego de los Ángeles, durante más que 25 años en que este permaneció en Marruecos. La tercera etapa de la presencia franciscana se inicia con la expedición compuesta de cinco misioneros, entre los cuales iba el padre José Lerchundi, que sería el renovador de la presencia franciscana en el Magreb, el más insigne e importante. Su partida en 1896 dejó la misión en estado floreciente. En 1908 nace el Vicariato Apostólico que luego da el lugar a las dos Archidiócesis de Rabat y Tánger en 1956. Los franciscanos continúan la misión en Marruecos.

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