Siempre Volver
«Tánger forma parte de mi vida desde antes de que pueda recordar. Desde la cuna, desde el vientre de mi madre, donde la nostalgia de su tierra debió marcarme.
Tánger son los veranos dorados de la infancia, cuando ir significaba volver a casa. Tánger, la música y los olores de entonces, las canciones de mi madre, los relatos de mi abuelo.
Tánger son las raíces de familia desarraigada, el ser y no ser al mismo tiempo, el hogar del mestizo del mundo, estar siempre de paso y dejarse el corazón.
Toda la vida yendo y viniendo y yo quería quedarme.
Llegar a Tánger me ha embriagado siempre, cómo no querer quedarme.
Entrever Tánger en la bruma lejana, atravesando el estrecho en barco, y sentir acelerarse el pulso, desbocada la alegría.
Bajar de un avión y acariciar la brisa tangerina que te besa el rostro.
Desbordar de sonrisas.
Llegar a Tánger y sentirme revivir, como si nada más contara en este mundo.
Quería quedarme.
Tánger está en mis telas desgarradas, en cada roto de madera, en la destrucción de mi obra y en su renacer, en todas sus formas.
Tánger está en mi luz y color, en cada trazo, en mis miedos y triunfos, en mis lágrimas, en mi felicidad. Tánger en las venas, Tánger en los pinceles.
Cuántos años pasados recorriendo sus calles, subiendo a sus tejados, robando sus secretos para vestir mis lienzos.
Cuánto mar en el pelo, destiñendo en mis telas, cuánto sol, cuánto viento atrapados, tensándose en mis manos, en todas las costuras que llenan de sombras la medina.
Siempre volver, siempre llevarla conmigo.» Carla Querejeta Roca
Nacida en Pamplona y graduada en Bellas Artes en Madrid, Carla Querejeta-Roca expone regularmente en España, Marruecos y Francia, donde reside actualmente. Carla reflexiona sobre el espacio y la construcción de la identidad a través de una obra tridimensional, que se declina en forma de cuadros, esculturas o instalaciones de materiales diversos. Sus volúmenes bailan entre figuración et abstracción, y piden ser recorridos, habitados, apropiados.
