Actividades culturales

La poética entre abstracción y figuración

La poética entre abstracción y figuración Cartel de la exposición

Esta colectiva propone una lúcida mirada sobre una de las grandes generaciones de la modernidad española, la del cincuenta. En ella su comisaria, María Toral, confronta, en un ejercicio infrecuente, obras de las dos vertientes principales de esa generación: el expresionismo abstracto, que fue la tendencia dominante, y el realismo, corriente más minoritaria. Centrándose en la escena madrileña, la muestra pone frente a frente el trabajo de los artistas informalistas de El Paso (1957-1960) y el de los cultivadores del realismo cotidiano. Del primer grupo siguen felizmente entre nosotros Rafael Canogar, Martín Chirino y un Luis Feito que, tras muchos años en el extranjero, reside de nuevo en su Madrid natal. Del segundo, Antonio López, María Moreno y Julio López, que durante 2017 vieron cómo desaparecían sucesivamente Francisco López y su mujer, Isabel Quintanilla. Los de El Paso fueron algo así como los «angry young men», los jóvenes airados del arte español. Juan Dolcet, Ramón Masats, Fernando Nuño, Leopoldo Pomés, Carlos Saura y otros grandes artistas de la cámara de su misma generación supieron retratarlos inmejorablemente. Profundamente irritados y a la vez profundamente fascinados por la España negra, tenían mucho de neo-noventayochistas, de neo-solanescos. Ambos con un pasado surrealista a sus espaldas, en los tiempos del grupo, el aragonés Saura y el canario Millares se contemplaron en el espejo de Felipe II, del pudridero real escurialense, de una tradición de «veta brava». El primero buscará luego la identificación con el perro ahogándose de su paisano Goya. El segundo terminará inspirándose en las rúbricas notariales del Siglo de Oro. Viola, otro exsurrealista, mirará hacia la mística. Incluso Chirino, que en sus inicios había compartido con su paisano Millares la inspiración prehispánica, buscará luego la tradición de la herrería castellana. Ambos harán obras inspiradas en el mundo de la Inquisición. Nada tiene de extraño que al poco de fundar Papeles de Son Armadans, Camilo José Cela les propusiera montar un número monográfico, en el que todos los miembros del grupo (aunque ya habían salido del mismo Juana Francés y Pablo Serrano) escribieron. Tampoco nada tiene de extraño que, amantes del flamenco como lo eran (especialmente Saura y Viola), consiguieran una colaboración especial de Vicente Escudero. Al igual que sucedía paralelamente con el informalismo catalán y con la nueva escultura vasca, El Paso fue muy apoyado en sus inicios por el gobierno franquista que, internacionalmente, vía las bienales y las colectivas en grandes museos del Viejo y el Nuevo Mundo, quería ofrecer una imagen otra de España. No iban a tardar los propios interesados en distanciarse casi todos de esta operación, cuyo padre intelectual fue el inteligente y todavía hoy controvertido Luis González Robles. Varios se enfrentaron activamente con el régimen: por ejemplo, cuando se celebraron los «25 años de paz», Millares pintó Mutilados de paz. Madrid, por aquellos años, fue inmejorablemente «retratado» por fotógrafos como los antes mencionados y otros de la misma escuela, y pienso, además, en Català Roca, en Gabriel Cualladó o en Paco Gómez. Hay concomitancias entre el estilo de esos amigos de fotografiar en blanco y negro Madrid, y otras ciudades españolas, y el empleado para expresar esa misma realidad por pintores como Amalia Avia, Antonio López (el fundador de la corriente), María Moreno, Esperanza Parada o Isabel Quintanilla, y por los hermanos Francisco y Julio López en escultura. Impresiona recorrer mentalmente el Madrid de este grupo sin manifiestos, pero tan compacto; comprobar lo mucho que le deben a los metafísicos y novecentistas italianos; el misterio que encierran sus visiones de las calles y plazas de la capital, así, la calle desolada del relieve de Francisco López, o Madrid desde el Cerro del Tío Pío (1962-1963), de Antonio López; o esa visión de Amalia Avia, en 1963, de un autobús pasando delante de La Bobia, cafetería a

Fotogalería

Entidades organizadoras