La jubilada
Fabiola Neira retorna a su pueblo natal. Ahí varios la reconocen como la mujer que actuó en películas pornográficas tiempo atrás en la capital. Retirada de esta actividad, el camino se presenta arduo para ella, quien debe conseguir un empleo y reconstruir afectos con su padre y hermana mayor. La genuina y desinteresada amistad con un adolescente aparece como una oportunidad para alivianar el recorrido, aunque no todos lo vean así.
