Campillo, sí quiero
En junio de 2005, el Parlamento español aprobó la ley de matrimonios gays, que otorga los mismos derechos a las parejas gays que a las parejas heterosexuales, incluida la adopción. Alcaldes como el de Valladolid, una de las mayores ciudades de España, hicieron un llamamiento para boicotear la ley. Sin embargo, Francisco Maroto, alcalde de Campillo de Ranas, un pequeño pueblo de cincuenta habitantes perdido en las montañas de Guadalajara, levantó la mano y dijo:¡Yo caso!. Ray, un chico americano, y su novio español, Pepe, llegan a Campillo para casarse.