El espectáculo

Un pequeño circo se convierte en un espacio de ensoñación colectiva, donde los espectadores devienen en protagonistas de sus propias fantasías. Con un depuradísimo estilo y un asombroso dominio de la forma, aquí aflora el misterio de la doble representación, del espectáculo interno, que se hace así presente y palpable en todo su esplendor.