Con los ojos muy abiertos: escribir imágenes

La crónica de arte visual (ya sea sobre artes plásticas o cine) se ha convertido en un género informativo –y a veces literario– con valor en sí misma y, sin embargo, siempre parte de la interpretación de una imagen que alguien construyó antes. Es un oficio, sí, pero todas y todos tenemos la posibilidad de dejarnos inspirar libremente por una película o una obra de arte en 2-D para elaborar nuestros textos basados en nuestras propias condiciones de recepción. Porque una misma película, un cuadro, una escultura no se ven igual desde cualquier lugar, ni desde todas las identidades ni en todas las épocas. La idea de este atelier es que las imágenes nos inspiren libremente para poder contarlas, pero desde una particular mirada personal. Breves textos en los que las palabras no sean simples receptáculos vacíos, o trámites burocráticos que formen oraciones, sino que convoquen, a su vez, otras sensaciones, que se sumen a la intención del creador, que diversifiquen o converjan, pero encarnadamente, sin simulaciones. Que el lector pueda pertenecer a ese lugar, como antes pertenecimos nosotras y nosotros. Antes, nos preguntamos: ¿Qué interpretaciones son lícitas? ¿Qué representan los lugares y los personajes elegidos por el autor? ¿Qué nos quiere dar a conocer de su país el director o el artista? ¿Qué comparaciones podemos establecer con otras situaciones de otros contextos históricos o geográficos? ¿Cuándo hay poesía en la creación de una imagen? Muchas veces, las imágenes de otros nos permiten elaborar nuestros propios textos (incluso con valor literario). Intentaremos subir un peldaño de belleza a partir de la propuesta artística del otro.