Actividades culturales

Hija de la seda

Hija de la seda Fermin Rodriguez

En 1951, durante la transformación maoísta de China, unos obreros descubrieron una misteriosa lápida funeraria fechada en 1342 mientras demolían una parte de las antiguas murallas de la ciudad de Yangzhou. Esta lápida, decorada con relieves pictóricos de estética china e inscripciones en letra gótica latina, conmemoraba a Caterina Ilioni, hija del comerciante de seda Domenico Ilioni y fallecida en junio de 1342 en la China de la dinastía Yuan. El arte de la lápida, obra de un artista local, mostraba motivos cristianos —una Madonna y varias escenas del martirio de Santa Catalina de Alejandría— representados bajo cánones iconográficos chinos.
 
Esto fue posible gracias a la Pax Mongolica, que favoreció la libre circulación de viajeros y comerciantes a través de las estepas y permitió que las primeras misiones franciscanas diplomáticas pudieran llegar a la lejana Catay. La historia de Caterina y la familia genovesa Ilioni nos retrotrae a las fascinantes aventuras vividas en torno al comercio de la seda y las misiones franciscanas en Oriente narradas por viajeros poco conocidos como el franciscano español Pascual de Vitoria, al descubrimiento del cristianismo nestoriano arraigado en China siglos antes, a las primeras iglesias católicas construidas en China o al coro de jóvenes fieles fundado por Giovanni da Monte Corvino, arzobispo de Pekín. Y nos conduce también al final de toda esta odisea cultural, comercial y religiosa, zanjada abruptamente por la llegada de la Peste Negra y la caída de la dinastía Yuan tras la muerte de la genovesa.
 
La lápida de Caterina Ilioni revela la existencia de una pequeña pero floreciente comunidad italiana, armenia, nestoriana, persa y otros grupos bien asentados en la multicultural ciudad de Yangzhou. El franciscano Odorico de Pordenone, que viajó a China por asuntos papales en la década de 1320 y visitó la ciudad de Caterina, da testimonio de esta realidad.
 
Hija de la Seda es un recorrido a través de la Ruta de la Seda, desde la Europa medieval hasta la vibrante escena multicultural de la China Imperial de las dinastías Song y Yuan. Con este programa, Todos los Tonos y Ayres recrea la música que acompañó a los comerciantes y misioneros franciscanos hacia China, una parte esencial de la diplomacia en aquel entonces, destacando la compleja y dinámica historia de aquel momento. Una historia que explora territorios menos trillados, con foco en una figura femenina olvidada, más allá de las narrativas convencionales a menudo más enfocadas en lo literario que en lo histórico.
 
Laude italianas, cantos nestorianos, antífonas dedicadas a Catalina de Alejandría, himnos cristianos en lenguas muertas del Asia central, cantos franciscanos interpretados para el emperador en recepciones diplomáticas en campamentos en las estepas, enérgicas piezas de la corte mongola, música china encontrada en un oasis de la Ruta de la Seda… 
 
Muchas de las piezas han sido rescatadas de registros históricos que documentan dónde y cómo fueron presentadas. Algunas de ellas, comunes en Europa, se interpretaron en contextos y condiciones completamente ajenas a su lugar de origen. El objetivo de este programa es ofrecer una pincelada de esos paisajes sonoros tan excepcionales en los que estas melodías se integraron, incluyendo la recuperación de la pronunciación de la época, como la del chino medieval.  
 
Hija de la Seda es un emocionante viaje musical por caminos inexplorados que invita a descubrir una historia y una música verdaderamente únicas, donde ambos mundos, Oriente y Occidente, confluyen en honor a Caterina Ilioni, a las misiones franciscanas en Oriente y a la hospitalidad de Catay que acogió a familias de comerciantes que hicieron su vida en la China de los siglos XIII y XIV. 

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