La mujer muerta
Gonzalo Porta, un pintor de gran éxito en plena crisis creativa, llega a Cerbal, un pueblo semidesértico apenas visible en los mapas que había visitado con su padre cuando era niño. Un viaje realizado en la delgada línea entre la lucidez y la locura, que es también una lúcida reflexión sobre el tiempo en relación con el ser humano. El autor habla con la traductora Monica Liberatore