Santa Bárbara, el pecho cortado y el problema de la pornografía piadosa

En los últimos años, los críticos han argumentado que la hagiografía proporciona un foro doctrinalmente lícito para visualizar y conmemorar representaciones del cuerpo femenino desnudo. Caracterizados como objetos de poder y deseo cargados de falicidad, los instrumentos de coerción y tortura desplazan el acto de la violación, mientras que los procedimientos de objetivación escópica transforman a la santa víctima en un lugar de placer voyeurista y fetichista. El observador masculino aparece implícitamente como un violador potencial en la trama hagiográfica. Sin embargo, ¿hasta qué punto es sólida esta tesis, y en beneficio de quién se sexualiza la mirada? Y lo que es más importante, ¿puede entenderse plena y adecuadamente una cuestión tan compleja como el género en un vacío crítico que excluya las representaciones del sujeto masculino desnudo? ¿Es realmente cierto que todos los observadores masculinos se acercan a la mastectomía forzada de Bárbara violándola con la mirada, o pueden aprovecharse las teorías de la alteridad como hermenéutica para el desarrollo de un enfoque más matizado y culturalmente sensible hacia el problema de la violencia sexualizada? En caso afirmativo, ¿qué se puede decir específicamente sobre las características socioculturales únicas de la sociedad ibérica temprana y los mecanismos de elaboración narrativa adoptados por los artistas en el retablo de los siglos XIV y XV?