Las ovejas no pierden el tren

Después de seis años, Alberto y Luisa no pasan por su mejor momento sentimental. Debido a los efectos de la crisis, se han visto obligados a mudarse a un pueblo fantasma y mientras ella baja a Madrid a trabajar, él se queda a cuidar al hijo de ambos. Juan, hermano de Alberto, es un hombre maduro que se vuelca en su relación con Natalia, bastante más joven que él, para salir adelante. Mientras Sara, hermana de Luisa, se ha enamorado de Paco, el hombre perfecto para acabar con su soltería.

Comedias como Todo es mentira o Nada en la nevera (ambas con el actor/cantante Coque Malla) situaron al madrileño Álvaro Fernández Armero como uno de los nuevos referentes del género durante la década de los 90. Tras unos años dedicados con éxito al medio televisivo (Doctor Mateo, Con el culo al aire), el realizador regresa a la gran pantalla con Las ovejas no pierden el tren, una comedia coral sobre las relaciones de pareja desde una óptica netamente optimista que trata de reflejar las uniones sentimentales en la sociedad actual.