Habitar el agua
Habitar el agua / Inhabiting the water es un proyecto que se centra en el estado actual de las ciudades desarrolladas por el Instituto Nacional de Colonización entre los años 40 y 70 en España. El trabajo, realizado por Ana Amado y Andrés Patiño, abarca más de treinta pueblos visitados a lo largo de tres años y refleja su acercamiento como arquitectos y fotógrafos a un fenómeno digno de mayor presencia y difusión. Su trabajo da a conocer las historias de los colonos y sus descendientes, íntimamente ligadas a los pueblos que habitaron y que hoy defienden con orgullo como propios.
Su génesis durante la dictadura franquista se ha presentado como un obstáculo a menudo insalvable para su reconocimiento nacional e internacional. Años de escasez, autarquía y dictadura alumbraron paradójicamente un programa de éxito (aunque no precisamente económico) ya esbozado en un período histórico que va desde los albores de la Ilustración hasta las reformas agrarias de la Segunda República.
Cabe destacar la relevancia del programa de colonización que promovió el regadío en zonas abiertas de todas las cuencas hidrográficas de la Península en una época de grandes dificultades. El programa del Instituto Nacional de Colonización (INC) promovió la creación de más de 300 pueblos diseminados por las principales cuencas hidrográficas. Se movilizaron más de 55.000 familias de colonos.
El interés de Ana Amado y Andrés Patiño por documentar con medios audiovisuales aspectos de la colonización, en su opinión poco estudiados, marca el inicio de este proyecto. El análisis parte de la arquitectura, desarrollada a menudo a través de un urbanismo experimental por arquitectos que más tarde se convertirían en figuras destacadas de la arquitectura moderna española de mediados de siglo (de la Sota, Fernández del Amo, Corrales, Fernández Alba, y de Terán entre otros). La inusual presencia de arte contemporáneo en iglesias y edificios singulares fue otro de los motores que impulsaron el inicio del proyecto.
Tras visitar los pueblos, obtuvieron un conocimiento más cercano, emotivo y profundo al hablar con sus habitantes. Descubrieron la labor de las personas que, siendo inmigrantes en su propia nación y tras muchos años de duro trabajo, consiguieron construir una nueva identidad y memoria sobre aquella arquitectura abstracta y uniforme.
