¿Es el COVID-19 un virus verde?
Este encuentro se llevará a cabo en español. Miquel González-Meler, profesor, Universidad de Illinois en Chicago y Laboratorio Nacional Argonne, en conversación con Adeline Marcos Talva, periodista científica. La pandemia vírica del COVID-19 ha disminuido considerablemente las actividades industriales y de transporte, lo que ha reducido los niveles de contaminación atmosférica y las emisiones de gases de efecto invernadero. En abril de 2020, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) bajaron en un 17% a nivel mundial con respecto al mismo mes del año anterior. Sin embargo, el mes de mayo registró los niveles más altos de CO2 jamás vistos (417 partes por millón). Esto se debe a que las emisiones acumuladas durante el invierno y al hecho de que el dióxido de carbono puede permanecer en la atmósfera durante muchas décadas. La disminución del transporte ha reducido las emisiones de los automóviles que forman el ozono. El ozono es un gas nocivo que afecta principalmente a las personas con problemas respiratorios, coincidiendo con la población de alto riesgo para el COVID-19. Además de los comportamientos humanos, los gobiernos han tomado medidas que pueden ayudar o dañar el medio ambiente. Muchos gobiernos han relajado las regulaciones ambientales, han debilitado políticas climáticas, o han fomentado el desarrollo en zonas forestales como en el Amazonas e incluso se ha aplazado el acuerdo del Clima de París. El plástico de un solo uso se ha disparado por el uso de mascarillas y material de protección. Por último, más personas están pensando en trasladarse a zonas menos densas en respuesta a la pandemia lo cual aumentaría el tráfico, el uso de energía o los alimentos y servicios. Al mismo tiempo, la gente está reconsiderando los estilos de vida y se ha disminuido el consumismo, lo que debería reducir nuestra huella ambiental y la población puede tener una fe renovada en la ciencia y la experiencia, lo que puede ayudar a resolver problemas ambientales.
Miquel González-Meler recibió su doctorado en 1995 de la Universidad de Barcelona y de La Institución Smithsoniana por su trabajo sobre los efectos del cambio climático en las marismas costeras de la Bahía de Chesapeake. Continuó su trabajo en la Universidad de Duke en Carolina del Norte, donde estudió los efectos del cambio climático en los ecosistemas naturales expuestos a las condiciones atmosféricas esperadas para 2050. Se unió a la facultad de la Universidad de Illinois en Chicago (UIC) en el año 2000. En UIC, ha continuado investigando los efectos del cambio ambiental en los ecosistemas administrados y naturales y cómo los ecosistemas pueden ayudar a mitigar el cambio ambiental. Su trabajo se expande desde los trópicos hasta el ártico y ha publicado más de 100 artículos y recaudado más de 15 millones de dólares en fondos de investigación. También se ha desempeñado como consultor para la Fundación Nacional de Ciencias, el Departamento de Energía, el Instituto Franklin y otras organizaciones nacionales e internacionales.Adeline Marcos Talva ha trabajado en medios de comunicación franceses, canadienses y españoles. Desde 2008 es la periodista científica responsable del área de Ciencias Naturales en la Agencia de Noticias Científicas (SINC) y es colaboradora desde 2010 en el programa de radio A hombros de Gigantes de Radio Nacional de España. En 2017 fue galardonada con el II Premio Transfiere por el reportaje ¨Las mujeres que domaron la niebla para calmar la sed de los bereberes¨