La literatura como forma de resistencia y disidencia contra los discursos dominantes
Frente a los discursos dominantes de los poderes (políticos, económicos, patriarcales), la literatura ofrece un espacio para discursos alternativos que cuestionan nuestros archivos, nuestros recuerdos, nuestros cánones, que proponen una mirada desde los márgenes y reivindican la lentitud contra el frenesí y la saturación de informaciones e imágenes (en particular a través de internet). La obra novelesca de Paloma Díaz-Mas (1954) y la de Marta Sanz (1967), por su densidad y su vigor, obligan a los lectores a mirar distintamente la historia de los españoles, su educación sentimental y estética, y la sociedad en la que viven.
En español.