La Movida no solo fue libre, sino también espectacular, e incluso, a veces, demasiado espectacular. Chillona, punk, glam rock y descaradamente trash. La etapa travesti de Almodóvar, los colores saturados de sus primeras películas, las fotos pintadas de Ouka Leele y los carteles de cómic de Ceesepe crearon un carnaval donde la idea de belleza se rompía deliberadamente en mil pedazos. La fealdad se convirtió en fiesta. La desfachatez, en obligación.
Esta velada es una celebración del exceso visual: chaquetas de cuero y crucifijos, maquillaje neón y mantillas, parodias grotescas y exageraciones teatrales. Los carteles dadaístas de la banda Bizottság, el universo extravagante de Király Tamás o las performances de Miklós Erdély dialogan de forma sorprendente con las obras más audaces de la Movida.
Dress code: colores atrevidos, maquillaje neón. ¡El buen gusto esta noche no tiene entrada!
