Negritos, guineos y negrinas
MALa música y la poesía son
espacios de negociación entre conquistador y conquistado, amo y esclavo, patrón
y trabajador. Polifonía de voces en una sociedad compleja que encuentra en el
canto de las capillas musicales otra polifonía que da espacio a las fonéticas
de los nuevos cristianos. Especialmente los negros, último escalón del
entramado social, con la realidad dura del cautivo, fueron acompañados por
versos de Sor Juana, o por músicas de los maestros de capilla como Gaspar
Fernández y Juan Gutiérrez de Padilla. Villancicos en guineo, negritos o
negrinas llamaban a estas obras que, sin cuestionar el esclavismo, critican sus
abusos y sobre todo, incorporan y dignifican una población y su forma de
hablar, de andar, de danzar, de entender. Personas que sobrevivieron en un
lugar lejano y en una lengua ajena, que, a pesar de todo, generosamente
ofrecieron la riqueza de su identidad sonora.