Temblores

Cuando Pablo llega a la casa de su familia, a las afueras de la Ciudad de Guatemala, todo el mundo está esperando tenso al querido hermano, hijo y esposo. El horror reina en la residencia familiar: Pablo se ha enamorado de otro hombre, Francisco, y con ello pone en cuestión todos los valores por los que se rige la vida su estricta  familia evangélica. Pese a la oposición familiar,  Pablo se muda con Francisco, estrechamente ligado a la subcultura de la ciudad y con una vida completamente diferente y libre. Pablo pierde su mundo pero tampoco consigue integrarse en el nuevo. El deseo de unir ambos resulta ser un callejón sin salida. Los familiares confían en la fuerza de su fe y se aferran a la idea de poder “curar” a Pablo. Con la ayuda de su comunidad ultra-religiosa, la familia hace todo lo posible para que el hijo pródigo regrese al "buen camino", cueste lo que cueste.

En su muy personal segunda película, Jayro Bustamante muestra un intento de huida, una búsqueda de identidad y de pertenencia, utilizando un lenguaje cinematográfico coherente y directo. En una sociedad profundamente represiva, Dios ama al pecador, pero no el pecado.