Del Sol a Tucidides y Crepusculario
En esta velada poética se presentan dos obras unidas por el fulgor del conocimiento y el asombro ante la belleza: “Del Sol a Tucídides”, del griego Konstantinos Katagás, en traducción de Pedro Olalla, y “Crepusculario”, la obra inaugural del joven Pablo Neruda, traducida por el traductor chileno Pedro Vicuña. Ambas colecciones, nacidas en contextos muy distintos, dialogan a través del tiempo y la luz: la del atardecer sobre Maruri y la del sol que alumbra a los sabios antiguos.
De Sol a Tucídides, es una colección de poemas a través de los cuales Konstantinos Katagás –marino de profesión– intenta bosquejar la semblanza de algunos de los grandes de las antiguas letras griegas: Homero, Hesíodo, Solón, Píndaro, Artistóteles, por nombrar a algunos. Mediante sus versos ilumina al lector sobre la memoria, la personalidad y el legado que ha dejado en el mundo de hoy cada uno de estos representantes de la Antigüedad.
Crepusculario, el primer libro de Pablo Neruda, se publicó en 1923, cuando el poeta tenía diecinueve años. A principios de la década de los veinte, un estudiante pobre —recién llegado a Santiago desde el sur— trabajaba su primer libro en una modesta pensión de la calle Maruri: “En las tardes, al ponerse el sol, frente al balcón se desarrollaba un espectáculo diario que yo no me perdía por nada del mundo. Era la puesta de sol con grandiosos hacinamientos de colores, repartos de luz, abanicos inmensos de anaranjado y escarlata. El capítulo central de mi libro se llama «Los crepúsculos de Maruri». Nadie me ha preguntado nunca qué es eso de Maruri. Tal vez muy pocos sepan que se trata apenas de una humilde calle visitada por los más extraordinarios crepúsculos”.