La cuarta edición del Día del Cine Español, que se celebra el 6 de octubre, se presenta como la consolidación de una efeméride llamada a dar a conocer la importancia del patrimonio cinematográfico español como parte imprescindible de la cultura contemporánea.
Por primera vez, la película seleccionada para conmemorar este día está dirigida por una mujer. Se trata de 7 mesas (de billar francés), el quinto largometraje de ficción de Gracia Querejeta, cineasta perteneciente a una familia de referencia primordial en el cine español.
Este melodrama familiar recupera todos los ingredientes de la preocupación por las relaciones humanas que ha mantenido el cine español a lo largo de su historia. Con un gran reparto encabezado por las actrices Maribel Verdú y Blanca Portillo, la historia de solidaridad y de superación que propone la película muestra una forma de vida que subraya la capacidad de las mujeres para reinventarse en los periodos de crisis.
La ambientación en la vida de barrio hace que las mesas de billar que titulan esta obra cinematográfica se conviertan en un icono que simboliza un mundo resistente a los envites de la fluida vida que parecemos vivir hoy en día. La lucha por rescatar y revivir estos espacios de convivencia resulta en un maravilloso canto a la preponderancia del espacio público y su inestimable valor para la ciudadanía.
La película tuvo un reseñable recorrido nacional e internacional: además de su presencia en distintos festivales, las actrices Maribel Verdú y Amparo Baró fueron galardonadas con los premios Goya a la mejor interpretación femenina principal y de reparto, respectivamente.
7 mesas (de billar francés), producida y estrenada ya en el siglo XXI, nos obliga a pensar que el patrimonio se sigue creando en todo momento en la esfera cinematográfica, donde la producción continúa siendo una referencia significativa en la vida de los espectadores.
Sinopsis: Ángela y su hijo Guille viajan a la gran ciudad ante la repentina enfermedad de Leo, padre de ella y abuelo del chaval. Cuando llegan, Leo acaba de morir. Charo, amante del difunto, pone a Ángela al corriente de la ruina del negocio paterno: un local en el que se alinean siete mesas de billar francés. Para Charo, la única solución ante la deuda es vender. Poco después, Ángela tiene noticia de que su marido ha desaparecido en oscuras circunstancias. A partir de esta dolorosa realidad, Ángela se empeña en salir adelante y reconstruir su vida. Y lo primero que decide es emplear sus ahorros en volver a poner en marcha el viejo local de las siete mesas.