Roma y la Península Ibérica. Variedad de relaciones desde la Antigüedad hasta la contemporaneidad
Aunque la historia de la Península Ibérica había empezado antes de la conquista, la llegada de los romanos influyó enormemente en la vida de los indígenas. A partir de las Guerras Púnicas, la Península empezó a ser conquistada y con ello su organización social y política sufrió profundos e irreversibles cambios, así como fueron variando con el tiempo las relaciones económicas y comerciales hispano-romanas. En ese proceso de conquista las influencias lingüísticas, culturales y religiosas desempeñaron un papel muy importante. Así, se formaron las lenguas romances actuales de España y Portugal y surgió la literatura en latín según los modelos romanos. Por otro lado, de origen hispano eran, por ejemplo, los importantes para Roma, Séneca y Marcial, así como dos césares, Trajano y Adriano. La ocupación romana de la Península dejó su huella en la construcción, en las vías de comunicación y en la técnica en general. Hoy en día muchos restos de ciudades romanas y acueductos siguen siendo testimonio del legado romano. A pesar de la caída del Imperio Romano y las posteriores invasiones (primero, germánica y después, musulmana), las consecuencias de la presencia romana en la Península Ibérica resultaron particularmente perdurables. Los elementos de la cultura de la Roma antigua persisten no solo en la Península, sino también en los países influenciados por ella, debido a las conquistas y colonizaciones modernas.