Guillermina
En esta película, Aída Esther Bueno Sarduy parte del testimonio de un hombre blanco que relata los recuerdos de su nodriza negra Guillermina Dueña. Esta mujer trabajaba en la casa donde él vivió en La Habana durante los años cuarenta del pasado siglo, antes de emigrar con su familia a los Estados Unidos. Pero resulta fundamental reparar en que la particular experiencia afectiva que registra la película entre este testimoniante y su nodriza, es nomás el punto de partida para una discusión mucho más abarcadora. El documental se abre a reflexionar sobre la experiencia de estas mujeres, las nodrizas, en la que se articula la raza y el género como construcciones ideológicas operadas por el poder para racionalizar / controlar sus identidades y su posición en el cuerpo social.