El buen patrón
Javier Bardem desempeña el papel de Blanco, quien hereda de su padre la mediana empresa familiar Básculas Blanco, uno de los líderes españoles en básculas profesionales. La empresa se postula para un premio local de excelencia empresarial. Blanco siempre predica una fuerte ética de trabajo moral – las palabras “Esfuerzo, Equilibrio, Fidelidad” están pintadas de rojo en los muros del almacén. El gerente trata al personal con una estrategia de seducción y destrucción que consiste en contratar a un empleado amistosamente para luego despedirlo cuando ya no resulta útil. Cuando pide al personal mostrar su mejor conducta en vista de una visita de inspección, las cosas salen mal: la ‘familia’ que la empresa pretende ser, resulta más disfuncional de lo que Blanco pensaba. Con el premio tan deseado en mente, Blanco intenta resolver todos los problemas internos, perdiendo así toda perspectiva. El estilo que maneja el director León de Aranoa hace pensar en el sarcasmo fílmico de los hermanos Coen. El tono es alegre, mientras que lo que ocurre es todo lo contrario.