Las mujeres lorquianas tras nueve décadas: La Novia, Yerma y Adela
Federico García Lorca (1898-1936) es el autor más famoso de la literatura española del siglo XX. Esto se debe no solo a la gran calidad de su obra sino también a la forma trágica que le cogió la muerte. A lo largo de tan solo 38 años, Lorca produjo una literatura intensa, a caballo entre lo local y lo universal. Ello le garantiza perennidad entre lectores, compañías teatrales y críticos literarios en varias partes del mundo. Por otra parte, su asesinato, aún por desvendar, es uno de los crímenes más famosos de la Guerra de España (1936-39).
Tres de los personajes más conocidos de su teatro son objeto de análisis: La Novia, de Bodas de Sangre (1933), Yerma, de Yerma (1934) y Adela, de La casa de Bernarda Alba (1936). Cada una de esas mujeres presenta características propias del ambiente rural en que viven: los pueblos de la provincia de Granada, donde Federico nació y fue asesinado. Sin embargo, dichas características pueden considerarse únicamente como motivos tomados de la realidad y luego ampliados en un juego entre realidad y ficción (GIBSON: 1998, p. 439). Aunque Bodas de Sangre se haya inspirado en una boda de consecuencias trágicas, sucedida en Almería; que en Yerma se pueda identificar una procesión que ocurre en Moclín – pueblo cercano a Granada – desde el siglo XVI hasta los días de hoy; o que la familia García Lorca fuera vecina de una tal familia Alba en Valderrubio, no se puede decir que Lorca atacaba o se burlaba de los españoles por medio de su literatura. Evidentemente, el autor se utiliza de su arte y su talento para denunciar las represiones – en sentido amplio del término – de un país que se resistía a cambios sociales y morales mientras tantos otros países europeos experimentaban aires de libertad y progreso científico.
El teatro, para Federico, era el arte que más podía acercarse al pueblo, teniendo en cuenta sobre todo el alto nivel de analfabetismo que aún imperaba en España. Tras la victoria de la Segunda República (1931-1936), Lorca dirigió La Barraca, llevando el teatro clásico español a los pueblos, acompañado de un grupo de alumnos universitarios. Además de ello, se dedicaba a su producción autoral, de la cual las tres obras dramáticas de que vamos a hablar hoy son las más famosas.
Lo que nos preguntamos hoy es por qué estas obras, escritas hace noventa años, todavía siguen interesándole al público. A pesar de estructuras dramáticas que demandan varios actores y decorado nada sencillos – lo que cuesta mucho para las compañías teatrales – los temas lorquianos siguen vigentes. Cuando digo vigentes, quiero decir no superados, todavía pasibles de discusiones. ¿Qué tienen en común La Novia, Yerma y Adela? Quizás el deseo de vivir un amor genuino que a la vez se ve frustrado por las expectativas sociales. O las ganas de huir del sistema que las oprime como seres humanos que son. O, aún más, las ansias por libertad ante una sociedad reguladora que pone en manos de la mujer el honor de la familia.
Este teatro de denuncia tal vez haya sido el mismo que le transformó a Lorca en uno de los principales blancos de la Guerra de España, de la cual fue una de las primeras víctimas. Asesinado brutalmente en Granada, el 18 de agosto de 1936, su legado sigue entre nosotros y nosotras hasta hoy.