María Bernaldo de Quirós

Realizó el curso de piloto en el aeroclub de Getafe pese a la total oposición del director del aeroclub por su condición de mujer. Sus instructores y compañeros destacaron su gran pericia cuando obtuvo su licencia de piloto. La gran expectación generada provocó que al día de su vuelo de suelta acudieran diversos medios de comunicación. En la entrevista que concedió afirmó «que se vayan acostumbrando, que las mujeres servimos para algo más que para bordar».

Tras finalizar el curso adquiere un avión De Havilland DH 60 a un tercio aproximadamente de su valor a condición de que promocione la marca y el avión en sus vuelos de bautismo que hizo por toda España. 

Participó en numerosas exhibiciones en toda España, aterrizando incluso en el aeródromo de Lasarte donde ningún hombre lo había hecho antes. Durante los actos de bienvenida del Infante Don Jaime de Borbón participó sobrevolando su coche y lanzándole flores. 

En marzo de 1929 más de un centenar de aviadores civiles y militares y miembros del Real Aero Club firmaron una petición dirigida al general Kindelán, jefe superior de la Aeronáutica, para que concediese a María el título y la insignia de piloto militar honorífico al igual que al resto de sus compañeros. El general se negó simplemente por el hecho de ser mujer. 

Durante la guerra civil española realizo algunos vuelos de enlace, estafeta y reconocimiento para el bando nacional. Acabada la contienda ya no volvió a volar y se dedicó por entero a administrar su patrimonio y al teatro, otra de sus grandes pasiones.