Democracia cultural y participación ciudadana
La cultura tiene que contribuir a la conciencia, al tejido ciudadano, a la comunidad. Pero para que la cultura pueda contribuir a crear comunidad, el consumidor de arte tiene que ser participativo y no un simple espectador. Esa participación permite ensanchar la mirada y democratizar la relación dando lugar a sociedades más creativas e innovadores. Las prácticas comunitarias son uno de los ejes de esta nueva democracia cultural la que los proyectos culturales ya no es valorada solo a partir de su retorno económico o impacto mediático, sino sobre todo por su capacidad transformadora. En este encuentro conoceremos algunos proyectos innovadores de prácticas comunitarias en el ámbito de la cultura. Conoceremos el cómo se incubaron, es decir, nos centraremos en el proceso, además de en las lecciones aprendidas aprendidas de esas experiencias y también de los errores a evitar. Tras la exposición de los proyectos se iniciará una conversación con todos los invitados, abierto al público, en torno a la relación cultura-ciudadanía ¿Cómo debe ser esta participación? ¿Debe ser una finalidad en sí misma? ¿Cómo se pueden conseguir procesos creativos innovadores? Si todo el mundo participa, ¿dónde queda el público? ¿Qué espacio reservamos al artista en este nuevo ecosistema cultural? ¿Qué valor tiene la excelencia? ¿Hay que exigir a un artista subvencionado que rinda cuentas en términos de público? Estas serán algunas de las cuestiones que nos plantearemos.
