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Naturalezas que evocan: la emoción se asoma en el paisaje

Naturalezas que evocan: la emoción se asoma en el paisaje Daniel Aguirre

Hay un río que desciende de la montaña con rocas en forma de letras. Son recuerdos del volcán, de lo que la tierra quiso contar no pudo. No encontró oídos en el vientre tectónico. El río corre tranquilo. Las aves descienden a beber, remojan sus alas. En las laderas pastan los terneros con sus madres, mastican sin prisa. De la nada se corretean como desquiciadas en juegos que se vuelven peleas. En su caballo el pastor muerde el tallo de un pasto, luego silba. Y por encima el volcán observa. La naturaleza habla, nos sugiere emociones si nos detenemos a escuchar su idioma. Escritores como WG Sebald, Rebecca Solnit, Kapka Kassabova, Andrea Barrett, entre otras, han mostrado cómo el paisaje puede ser moldeado para ofrecer una caminata por los valles de lo desconocido. Un portal a la reflexión de otros temas. ¿Cómo lo consiguen? ¿Cuál es el trabajo con el lenguaje y con la mirada ante la naturaleza? Los personajes de Rommel Manosalvas consiguen escuchar la respiración del cielo en las ramas, el rebotar de los sonidos en la lejanía; la prosa de Camila Urioste huele a humo, a madera ardiendo. La selva se quema. Un escritor y escritora que hunden las manos en la arcilla y construyen mundos nuevos, paisajes sonoros. Delante de nosotros los destruyen y vuelven a su labor, nos invitan a participar en la creación de algo nuevo. Un coloquio entre la escritora boliviana Camila Urioste y el escritor ecuatoriano Rommel Manosalvas moderado por el escritor mexicano Mauricio Ruiz.

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