Dentro de las comedias contemporáneas dedicadas a reflexionar sobre las identidades nacionales y los estereotipos, el cine vasco ha estado en la vanguardia para reírse de todos los tópicos que previsiblemente se mantenían vivos en la cotidianidad social. Desde la pionera 8 apellidos vascos (Emilio Martínez Lázaro, 2014) que retomaba un trabajo previo de años de sus guionistas Borja Cobeaga y Diego San Martín en televisión, el protagonista de la película de Jabi Elortegi se nos antoja un buen heredero de esta tradición que debe reflexionar sobre su identidad desde un lugar en Argentina, donde los ritos y los iconos sospechosamente no resultan tan ajenos.
Sinopsis: Mikel es un joven de treinta y cinco años que está harto de vivir en Euskadi. En paro y abandonado recientemente por su novia, acepta la invitación de un tío segundo, al que solo conoce por internet, para cambiar de aires y marcharse a un pueblo perdido de Argentina. Lo que Mikel no podía imaginar es que ha llegado a una pequeña Euskadi habitada por argentinos que nunca han pisado la tierra de sus antepasados y que la vida del pueblo gira alrededor de la Euskal Etxea [Hogar vasco]. Por si fuera poco, Mikel se dará cuenta de que su tío es un soñador y su tía abuela despierta de su estado vegetativo y le confunde con su propio hermano, el abuelo de Mikel. A partir de ese momento, Mikel vive atrapado en una Euskadi ficticia en mitad de Argentina. [Base de datos del ICAA].